martes, 24 de abril de 2007

la realidad subjetiva (realidad al fin)

Admito que últimamente me está costando un poco más que la primer semana de blog escribir. Me estaré apresurando un poco, llamando "últimamente" a los tres días que pasaron entre la última nota, el sábado, y esta. Pero eso es porque considero este lugar algo que tiene que ser invariablemente activo.
En fin. Hace unos días hacía zapping, actividad altamente productiva, cuando pasé por la pantalla de telefé y me encontré con las larvas alienadas esas que se autoencerraron en una casa para que todo el mundo las mire. Sí, Gran Hermano. Entonces me surgió la palabra que designa a ese tipo de programas, reality show.
Poco después, pasando por people & arts, vi una publicidad que mostraba todos los reality shows (o realities) que ellos poseían en circulación, y me quedé pensando en algo. ¿Qué tan reales son los realities? Y antes que nada quiero descartar esas teorías conspiratorias que dicen que "está todo preparado" o que "tienen guión". No voy a tratar ese tema, me parecen teorías muy poco probables.
Con la pregunta de la realidad de los realities estoy haciendo referencia a la famosa idea que surge siempre al hablar de documentales diciendo "aún siendo documentales, y no teniendo actores, estudios, y demás, son ficción". Se suele argumentar, por ejemplo, que sólo al elegir qué encuadrar estás recortando, y por tanto, cambiando o dando una idea no verdadera de la realidad. Ni hablar del montaje, que transforma las imágenes en puro discurso. Me acuerdo incluso ahora de una escena de David Holzman's Diary (1968), uno de los primeros "documentales apócrifos" (mockumentaries), en la que alguien dice: "no podés filmar la realidad, porque con sólo ubicar la cámara en un lugar, lo modificás, y por lo tanto no es más la realidad, porque todo cambia y actúa de otra manera por la sola presencia de la cámara".
Ahora, con los reality shows la cosa toma toda otra dimensión. Porque en realidad, tomando por ejemplo a Gran Hermano (GH a partir de ahora), ya a los tres meses de vivir en la casa (en realidad ya al mes o a la semana), la cámara es parte de la vida. Ni siquiera a la semana. Con ubicar las cámaras prendidas constantemente y en tu propia casa, de la que no salís, sin decidir si prenderla o apagarla, el hecho mismo de que la cámara esté, y de que uno sepa que está, hace que ya pierda su caracter de elemento externo que registra. La cámara es tan real (en el sentido de parte de la realidad, del universo retratado, es decir, diegética) como la mesa de una casa o incluso como las personas, teóricamente lo real que se pretende retratar. Entonces, si es verdad que al introducirnos en un supuesto mundo real lo modificamos y al decidir qué registrar o qué montar lo seccionamos, si eso es parte mismo del mundo real que pretendemos retratar, ¿hasta dónde podemos criticar que lo que vemos no es real?
Entonces los realities nos permiten ampliar nuestro horizonte de análisis y atacar a las concepciones de la ficción incondicional. Suelen criticar, como dije antes, que seccionamos la realidad al encuadrarla y al montarla. Respondo: con ese criterio, la realidad no existe. Y es muy probable que así sea. Recuadramos con el ojo y montamos con la cabeza. No se puede acusar a un documental de no retratar la realidad por tener un punto de vista, sin admitir que la realidad es algo absolutamente inasequible. Pero por otro lado, afirmar que la realidad es inasequible no tiene razón de ser, porque invalidaría cualquier análisis. Entonces es cuando llego a la conclusión de que es hora de terminar con eso de no admitir que se puede registrar la realidad. Estoy afirmando que sí se puede registrar la realidad, por si a alguien le queda alguna duda. Desde ya, es una realidad subjetiva (como toda realidad), recortada (como toda realidad) y asumible sólo en cuanto realidad parcial (es decir, acotada, limitada por lo que se pretende retratar y no más que eso). Entonces, en GH, tenemos la realidad de un grupo de personas que se encierran en una casa y se filman todo el día. La realidad que podemos conseguir es la de lo que hacen esas personas en esas condiciones, en esa casa y con esas cámaras. Y entonces en un documental como Tarnation, autobiográfico sobre la vida del director, lo que vemos es la realidad del director filmándose. No es ficción.
La ficción, entonces, podemos relegarla a eso que pretende no dar cuenta de que es tal. La ficción borra las huellas de su creación y, con consentimiento del espectador, pretende engañarlo justamente, para que no sepa que es ficción. Igualmente este es otro tema, y como el anterior, es extremadamente debatible. Pienso ampliar esto en futuros artículos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

de acuerdo, muy de acuerdo. muy buen post. la cámara es parte de la realidad para los de GH, y el hecho de que no intente borrar su caracter lo hace "real". muy bueno. muy buena la frase: los ojos encuadran y la cabeza monta!

Anónimo dijo...

LOCO!
gran hermano nos retrasa la cabeza
y todo para que los yankis despues nos puedan vender toda su programacion basura que tmb es para retrasados
estan adaptando las capacidades mentales de los posibles demandantes


y como ya se sabe
muerte a los salvajes e inmundos unitarios

Anónimo dijo...

Este fue un buen artículo para leer, gracias por compartirlo.