viernes, 8 de junio de 2007

arañazos de hollywood

Antes que nada me disculpo ante mis improbables lectores por no publicar nada desde hace prácticamente un mes. Se debió a circunstancias técnicas ajenas a mí. A la nota.
En la última edición de El Amante, grande fue mi sorpresa al notar que a Spiderman III le correspondía una sencilla columna (de un espacio que ocupaba un tercio de página) repleta de crítica basura. Realmente me pareció que Javier Porta Fouz sólo pudo haber hecho una serie de cosas para escribir lo que escribió: no vio la película; no le prestó atención; no quiso escribir nada serio; o simplemente su snobismo pudo más que él, rechazando la idea de escribir sobre una película tan comercial y hollywoodense como lo es spiderman para dedicarle su análisis a Bucarest 12:08. Es común últimamente en la crítica argentina y en la cinefilia argentina que el snobismo pueda más que la cabeza, pero no voy a profundizar en eso, ya que no quiero escribir una crítica sobre la crítica.

La saga de Spiderman, al parecer, terminó. Y cómo. La primera parte nos había dado justo lo que cualquiera esperaría. Una buena película de un superhéroe, con la típica historia de la mutación del chico común a superchico, con la muchacha de los sueños, con acción, con drama, con todo eso, y algo más. Ese algo más que a nadie le gustaba, que era que Peter Parker decidía ser Spiderman, rechazando a la chica. Ahí empieza el conflicto que me parece es la idea central de toda la saga. Todo gira en torno a ello, y se va profundizando de película en película. Peter Parker tiene un conflicto neurótico de identidad, y este se materializa en Mary Jane Watson, interpretada por una sencillamente excelente Kirsten Dunst.
Es esto lo interesante de Spiderman. No es una película sobre un superhéroe. Es una película sobre humanos. Porque el conflicto nunca es de superhéroe, ni superdrámatico al estilo batman, sino que es un conflicto cien por ciento humano. De hecho, y cada vez más a medida que avanzamos en la saga, los villanos importan menos, llegando a tener más de dos en la última. Porque sólo sirven para sacar a luz los conflictos que nuestro personaje tiene adentro. Mientras los villanos sirven de gatillo, Mary Jane sirve de objetivo, y esto la convierte en el personaje más interesante y más importante de la historia. En ella se plasma todo el trama de la película. Estas características que voy dando se aplican a las tres películas, pero gradualmente se acentúan en cada una, llegando a la tercera, en la que me baso principalmente (a menos que aclare lo contrario). Y el problema de la relación Parker-Watson es un problema de la vida, y nadie puede negar eso. Con su atmósfera de artificialidad y su ciudad encantada, con ese crimen inocente, esos colores pasteles al más puro estilo vanilla sky, y ese nosequé que la hace parecer un cómic, spiderman es un reflejo de las relaciones sociales, en especial de pareja. Sí, algunos diálogos son muy falsos; sí, Tobey Maguire tiene una cara de nabo que mata; sí, es una película moralista, políticamente conservadora, y absolutamente clásica; sí, es excelente.
Repito que es una saga sobre la relación entre Peter y Mary Jane, y que la evolución de la misma está tan excelentemente llevada a cabo, que convierte a todo lo demás en simples accesorios, y nos recuerdan a nuestra propia vida. El máximo exponente de esto es claramente visible en la tercera parte, donde el conflicto entre los dos personajes está excelentemente llevado a cabo. La última toma, para cerrar el ciclo, es sencillamente ideal. No hay perdones, no hay excusas (de hecho, en ningún momento se plantea como excusa del comportamiento de Parker la aparición del monstruo negro); a lo sumo hay comprensión. Y queda ese algo en el aire que habla más que cualquier cosa. Se convierte en la mejor saga de los últimos tiempos, y nos llama a gritar gracias a dios que hollywood todavía haga obras maestras, que esquivan historias basura de piratas, de jedis, y de superhéroes.