domingo, 29 de abril de 2007

Espagne vivra

sobre Victoire de la Vie, de Henri Cartier Bresson


Henri Cartier Bresson es muy reconocido (y con justicia) como un excelente fotográfo. Tuvo contacto con gente de mucho renombre en el ámbito cultural y fotográfico, como Robert Capa, Pablo Picasso, Jean Renoir, entre otros. Fue prisionero en un campo de concentración nazi durante la segunda guerra mundial para escapar a los treinta y cinco meses y unirse a la resistencia francesa. Entre muchas otras cosas, es reconocido su trabajo en el ámbito de fotografía de guerra, llevado a cabo por ejemplo durante la Guerra Civil Española. Cartier Bresson murió en el 2004 a los noventa y seis años de edad. Pueden encontrar una detalla biografía acá, pero está en inglés (en castellano no hay muy buen material). Algunas de sus fotos están desparramadas por este artículo.


Pero además de un gran fotógrafo, hizo un muy buen desempeño en el terreno del cine documental, y puedo dar fe de eso al menos tratándose de la obra Victoire de la Vie. Aquí Cartier Bresson hizo un documental de 45 minutos sobre la Guerra Civil Española, en la Guerra Civil Española. Data de 1937 y se nota, al no verse todavía muy claramente el panorama que esperaba adelante. El documental es clara y deliberadamente parcial, como no podía ser de otra manera tratándose de la guerra civil, y naturalmente a favor del lado de la República, como no podía ser de otra manera tratándose de Cartier Bresson. Si bien es cierto que es muy aplicable para esta película la famosa frase "una imagen vale más que mil palabras" y que las mismas, así como la fotografía en general, son sencillamente excelentes, la voz en off que relata y los sonidos, así como la música, en general, aportan mucho. E incluso se incursiona por momentos en la animación, generando croquis de batalla o explicaciones de la guerra altamente efectivos.
Se nota a Cartier Bresson altamente comprometido con lo que está haciendo, y no solamente por las frases escritas en enorme letra sobre la pantalla por el final de la película que lo evidencian, sino por el lugar desde el cual las imágenes están tomadas. Desde este punto de vista tenemos un documental bien fotográfico, y recordamos cuánto le debe el género a este arte (la fotografía). Cartier Bresson toma la actitud de conseguir las imágenes (o las fotos) cueste lo que cueste. Se mete en las trincheras, corre por las llanuras repletas de soldados, filma desde automóviles en movimiento, en hospitales, en varios pueblos, en una madrid amurallada de trincheras, en escuelas; filma a los soldados, a los heridos, a las enfermeras, a los médicos, a los cirujanos, a los chicos. Filma España. Y no sólo eso: filma la república española en un tiempo donde existía la esperanza y la convicción de ganar la guerra. Y esta convicción es visible tanto en Bresson como en los sujetos filmados.
Es interesante hacer notar una cuestión. Antes dije que este documental era muy fotográfico. Con esto no sólo me refiero a que se le da una importancia enorme a las imágenes conseguidas y a que estas hablan por sí solas. También quiero decir que sin hacerlo explícitamente (y probablemente tampoco intencionalmente) nos hace reflexionar en la fotografía misma. Así como los soldados van con sus rifles, el cineasta/fotógrafo va con su cámara. Al principio de la película esto se ve. En un plano determinado encontramos a un fotógrafo con una cámara montada en un trípode filmando hacia una dirección determinada. En la misma dirección en la que se encuentra el fotógrafo, se encuentran los soldados, con sus rifles, caminando. Más que el cineasta de guerra (algo extraño y poco común) tenemos al fotógrafo de guerra, documentando, generando un arma tan poderosa como cualquier rifle, o más. Cito, con perdón de la película, a Clint Eastwood en Flags of our fathers: "una foto puede hacerte ganar o perder una guerra" (y esto se puede aplicar a una filmación, obviamente). En este caso no lo hizo, pero al verla ahora, setenta años después de su realización, Victoire de la Vie surte un efecto extraño, porque sabemos el final. Sabemos cómo podría haber terminado, pero lo peor: sabemos cómo terminó.


Título: Victoire de la Vie
Dirección: Henri Cartier Bresson
Guión: Henri Cartier Bresson
Productor: Frontier Films
Origen: Francia/España
Idioma: francés
Duración: 46 min.
Género: Documental

martes, 24 de abril de 2007

la realidad subjetiva (realidad al fin)

Admito que últimamente me está costando un poco más que la primer semana de blog escribir. Me estaré apresurando un poco, llamando "últimamente" a los tres días que pasaron entre la última nota, el sábado, y esta. Pero eso es porque considero este lugar algo que tiene que ser invariablemente activo.
En fin. Hace unos días hacía zapping, actividad altamente productiva, cuando pasé por la pantalla de telefé y me encontré con las larvas alienadas esas que se autoencerraron en una casa para que todo el mundo las mire. Sí, Gran Hermano. Entonces me surgió la palabra que designa a ese tipo de programas, reality show.
Poco después, pasando por people & arts, vi una publicidad que mostraba todos los reality shows (o realities) que ellos poseían en circulación, y me quedé pensando en algo. ¿Qué tan reales son los realities? Y antes que nada quiero descartar esas teorías conspiratorias que dicen que "está todo preparado" o que "tienen guión". No voy a tratar ese tema, me parecen teorías muy poco probables.
Con la pregunta de la realidad de los realities estoy haciendo referencia a la famosa idea que surge siempre al hablar de documentales diciendo "aún siendo documentales, y no teniendo actores, estudios, y demás, son ficción". Se suele argumentar, por ejemplo, que sólo al elegir qué encuadrar estás recortando, y por tanto, cambiando o dando una idea no verdadera de la realidad. Ni hablar del montaje, que transforma las imágenes en puro discurso. Me acuerdo incluso ahora de una escena de David Holzman's Diary (1968), uno de los primeros "documentales apócrifos" (mockumentaries), en la que alguien dice: "no podés filmar la realidad, porque con sólo ubicar la cámara en un lugar, lo modificás, y por lo tanto no es más la realidad, porque todo cambia y actúa de otra manera por la sola presencia de la cámara".
Ahora, con los reality shows la cosa toma toda otra dimensión. Porque en realidad, tomando por ejemplo a Gran Hermano (GH a partir de ahora), ya a los tres meses de vivir en la casa (en realidad ya al mes o a la semana), la cámara es parte de la vida. Ni siquiera a la semana. Con ubicar las cámaras prendidas constantemente y en tu propia casa, de la que no salís, sin decidir si prenderla o apagarla, el hecho mismo de que la cámara esté, y de que uno sepa que está, hace que ya pierda su caracter de elemento externo que registra. La cámara es tan real (en el sentido de parte de la realidad, del universo retratado, es decir, diegética) como la mesa de una casa o incluso como las personas, teóricamente lo real que se pretende retratar. Entonces, si es verdad que al introducirnos en un supuesto mundo real lo modificamos y al decidir qué registrar o qué montar lo seccionamos, si eso es parte mismo del mundo real que pretendemos retratar, ¿hasta dónde podemos criticar que lo que vemos no es real?
Entonces los realities nos permiten ampliar nuestro horizonte de análisis y atacar a las concepciones de la ficción incondicional. Suelen criticar, como dije antes, que seccionamos la realidad al encuadrarla y al montarla. Respondo: con ese criterio, la realidad no existe. Y es muy probable que así sea. Recuadramos con el ojo y montamos con la cabeza. No se puede acusar a un documental de no retratar la realidad por tener un punto de vista, sin admitir que la realidad es algo absolutamente inasequible. Pero por otro lado, afirmar que la realidad es inasequible no tiene razón de ser, porque invalidaría cualquier análisis. Entonces es cuando llego a la conclusión de que es hora de terminar con eso de no admitir que se puede registrar la realidad. Estoy afirmando que sí se puede registrar la realidad, por si a alguien le queda alguna duda. Desde ya, es una realidad subjetiva (como toda realidad), recortada (como toda realidad) y asumible sólo en cuanto realidad parcial (es decir, acotada, limitada por lo que se pretende retratar y no más que eso). Entonces, en GH, tenemos la realidad de un grupo de personas que se encierran en una casa y se filman todo el día. La realidad que podemos conseguir es la de lo que hacen esas personas en esas condiciones, en esa casa y con esas cámaras. Y entonces en un documental como Tarnation, autobiográfico sobre la vida del director, lo que vemos es la realidad del director filmándose. No es ficción.
La ficción, entonces, podemos relegarla a eso que pretende no dar cuenta de que es tal. La ficción borra las huellas de su creación y, con consentimiento del espectador, pretende engañarlo justamente, para que no sepa que es ficción. Igualmente este es otro tema, y como el anterior, es extremadamente debatible. Pienso ampliar esto en futuros artículos.

domingo, 22 de abril de 2007

ta te ti: suerte para tí

Sobre Elephant, de Gus Van Sant


¿Qué pasa cuando en una escuela cualquiera, un día cualquiera, dos alumnos acuden a clases armados y se disponen a asesinar cuantos compañeros puedan alcanzar? O mejor la pregunta sería: ¿Qué pasa cuando un director quiere filmar esto? ¿Qué es lo que quiere mostrar? ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar?
Elephant puede ser visto de muchas maneras. Se podría decir que en la película no existe conflicto dramático alguno. Los primeros cincuenta o sesenta minutos de la película no narran, en el sentido tradicional de la palabra, ningún hecho aparentemente relevante. Se limitan a mostrar. Muestran vidas de varios alumnos de un colegio cualquiera de un estado cualquiera de Estados Unidos. Los muestran, en general, aislados de lo demás. Es decir, los muestran como personas en la institución, y probablemente, como personas en la sociedad, o en la previa a la sociedad. A este respecto de personas en la sociedad, es interesante que algo que subyace todas las imágenes de esta primera hora de la película es la soledad. No está nunca claramente visible, puesto que nos encontramos en un lugar repleto de gente. Cada uno de los personajes presentados habla con otros, e incluso son presentados como dualidades. Pero sin embargo, los vemos como individuos. Los vemos solos en compañía, o solos en absoluto. Repleto de planos largos y planos secuencias, todo es continuo y fluido. La institución es un devenir de acontecimientos y un entrelazado de vidas paralelas. Como si nada, entre las muchas de estas vidas que Van Sant muestra (tomándose su tiempo justamente para cada una), una estalla.
Esto puede parecer, a simple vista, poco original y típico, pero no es así. Estamos ante una vida de entre muchas, que por una razón que no comprendemos, toma una decisión que rompe con ese devenir del que hablé antes. Realmente no sabemos qué es lo que está pasando, o mejor dicho, por qué pasa. Pero lo bueno de esto es que el autor tampoco lo sabe. Elephant plantea interrogantes, no los responde. Los planos largos nos sumergen en un estado contemplativo, del que no salimos porque nos damos cuenta de que algo pasa. En cualquiera y en todos. Hay momentos de silencio, donde sólo una música de foso (Beethoven, en general) acompaña la acción, o la no acción. Estos momentos nos dejan mirando durante una hora cosas que normalmente nunca miraríamos con tanta atención. Porque nada es fuera de lo común. Mirando bien, como Van Sant nos obliga a hacer, nos damos cuenta, con una tensión que automáticamente sentimos generada en nuestro interior, de que algo pasa, pero no sabemos qué. Cuando todo lo que tenía que pasar pasa, y esto es lo bueno, seguimos sin saber qué es. Seguimos sin saber por qué los que lo hicieron lo hicieron, y seguimos pensando que cualquiera podría haberlo hecho.
Narrando la última escena, de la masacre, Van Sant conserva el mismo tipo de relato que en toda la hora contemplativa que lo precedió. Eso nos hace pensar que esa explosión que observamos no debe ser vista como algo analizable en sí mismo, sino que nos obliga a verlo como más de todo lo anterior. Gus Van Sant, sin emitir juicios, toma distancia y contempla, hace contemplar, y pregunta qué pasa. ¿Me faltó emitir un juicio a mí? Excelente.

Título: Elephant
Dirección: Gus Van Sant
Guión: Gus Van Sant
Productor: Blue Relief Productions
Origen: EE.UU.
Idioma: inglés
Duración: 81 min.
Género: Drama

sábado, 21 de abril de 2007

khaneh siah ast: la fealdad como herramienta


Al ver Khaneh siah ast sucede una cosa interesante, impactante y fuerte: las imágenes nos desagradan. Pero a medida que transcurre el film, este desagrado, esta repulsión se va transformado en otra cosa. Con maestría, la autora va moldeando, dándole forma, encauzando esta repulsión para hacerla evolucionar en una fuerza. Porque este es otro tema: la película no es sólo fuerte en el sentido en que nos causan impresión las imágenes que nos muestra; es fuerte porque tiene fuerza, porque nos genera, en el interior y no sólamente en lo estéticamente desagradable, un vómito de impacto con lo real.
Khaneh siah ast es un cortometraje documental iraní del año 1963 dirigido por Forugh Farrokhzad sobre una colonia de leprosos. La traducción al castellano es "la casa es negra". Con una voz en off estilo Mallick, el sonido estremece, y al más puro estilo Resnais en Nuit et Brouillard (1955) y probablemente influida por este, las imágenes nos hablan más que cualquier otra cosa; son trompadas.
En el artículo anterior hablé del documental como herramienta, como una manera de analizar y como una manera de ver, siempre desde un determinado punto de vista, la realidad pura. Hablé de baldasos de realidad. Estaba hablando, aunque en su momento no lo dije, de Nuit et Brouillard. Estaba hablando también, aunque en su momento no lo sabía, de Khaneh siah ast.
En esta película las imágenes no son trompadas sólo por las imágenes en sí mismas, sólo porque nos generan repulsión. Nos generan mucho más. Desde adentro de nosotros mismos, nos incitan a la acción. Al principio de la película, se advierte: "Van a ver en pantalla una imagen de la fealdad, un retrato del sufrimiento, que sería injusto ignorar", y Farrokhzad se encarga de que no lo ignoremos, metiéndonoslo adentro. Cuando nos enteramos que la película fue hecha por encargo de la Sociedad de Ayuda a los Leprosos, nos damos cuenta de que la directora cumplió su objetivo.
Todo se sintetiza cuando un profesor pregunta ciertas cosas a sus alumnos "-¿por qué debemos agradecer a Dios tener padre y madre? -no sé, no tengo padre y madre"; "-¿qué es lo feo? -los pies, las manos, los ojos". Vemos, además de leprosos en pésima situación, una sociedad en pésima situación. Es Irán en los '60, un país abandonado (o todavía no descubierto). Vemos gente sin salida, abocada como última posibilidad de salvación a Dios, y resignados a su posición. Sería entrar en un lugar común del análisis de los documentales decir "no pierde actualidad", así que no lo voy a hacer. Pero el hecho de que esté realizado con tanta maestría en el manejo del género, es algo inmensamente valioso. Es un documental como debe ser. Es cine como debe ser. Es una obra maestra del género y de todo el séptimo arte.

Khaneh siah ast es muy encontrable en internet; en enlace ed2k, en torrent, hasta en YouTube (este último con subtítulos en francés). Los subtítulos en castellano son fáciles de hallar. Dura veinte minutos. Así que no tienen excusa para no verlo.

Título: Khaneh siah ast (la casa es negra)
Dirección: Forugh Farrokhzad
Guión: Forugh Farrokhzad
Productor: Ebrahim Golestan
Origen: Irán
Idioma: Persa
Duración: 20 min.
Género: Corto documental.

miércoles, 18 de abril de 2007

documentar


El documental es un género frecuentemente muy desestimado y subestimado por el grueso del público del cine. A veces esta opinión respecto al género surge por la concepción errónea que nos brindan canales como discovery channel o sus secuaces, y que unifica al documental como esas películas en las que vemos imágenes extraproducidas, o totalmente ajenas a nosotros (y no me refiero sólo a los peces del fondo del mar) acompañadas de una voz en off que nos habla de temas muchas veces absolutamente intrascendentes. Quiero aclarar que no tengo nada en contra de este tipo de documentales, y que por cierto los disfruto, pero hago la distinción porque son los de este tipo los que más nos llegan, con varios canales de televisión destinados sólo a ellos.
Ahora bien, el documental, creo estar en condiciones de afirmar, es mucho más que eso. Bien llevado a cabo, se trata de un análisis de la realidad, o de cierto aspecto de ella, diferente al realizado en el cine de ficción. Si el cine de ficción es equiparable a la literatura en los medios audiovisuales, el documental es equiparable al ensayo. El hecho de si un documental registra o documenta en efecto la realidad o si esta deja de ser tal en cuanto empieza a ser filmada, ya es un tema algo obsoleto y sin objeto. El documental no registra, analiza y descubre.
Entonces, ¿qué papel le queda al documental en el mundo de hoy, o mejor dicho, en el país de hoy? Un papel fundamental. El de concientizar, comprometer y hacer analizar a los espectadores el mundo que les rodea. Desde ya, este no es el papel del documental en la situación actual, sino el objetivo que se planteó desde el inicio de su existencia. Pero específicamente ahora y acá, la importancia crece, porque nos encontramos con un cine nacional extremadamente ficcional. Lo que alguna vez fue el Nuevo Cine Argentino, con aires de renovación y agilidad, lentamente se está poniendo agrio y rancio. De renovación ya no lo queda nada, como pasa en general con toda renovación, y está empezando a mutar en formas de cine autista, tomando la expresión de Gustavo Noriega. Esto sumado a la creciente costumbre de abandonar el cine nacional a sus dos salas (gaumont y tita merello), va construyendo en nuestro público cinematográfico, así como en nuestros cineastas, una muralla que divide mundo y cine. Así surgen las películas de tapper, como Monobloc, de Ortega, o yendo a lo "independiente", El hombre robado, de Matías Piñeiro y los muchachos de la FUC.
Entonces, frente a este panorama, es importante que siga existiendo, que veamos y que se fomente el cine documental, que es un baldaso de agua fría en la cara, o al menos un baldaso de realidad fría, o tal vez, y más probablemente, un simple (pero necesario) intento de compromiso con la realidad. Porque ese es otro tema, más allá del cine documental teóricamente hablando, quienes lo hacen, más allá de estar muy comprometidos políticamente, suelen tener una manera bastante cerrada de ver la vida, bien propia de nuestra izquierda argentina. Pero ese es otro tema.
El cine documental es importante; es importante para volver a darnos cuenta de que el cine, además de un arte, es una herramienta, y una voz cantante. Es importante para no hacer películas de tapper, porque de tapper ya tuvimos bastante en este país nuestro. Es importante para poder mirarnos a nosotros mismos. De ahí a cómo se lo haga, hay que verlo.
Para eso DOCA (Documentalistas Argentinos) organiza la primera muestra de cine documental argentino, que se inaugura mañana en el Tita Merello. Va a durar hasta el 2 de mayo y tiene un amplio panorama de largometrajes, mediometrajes, y cortometrajes (estos proyectados cada uno previamente a cada función). Para ver que se está haciendo por este género, y para darle el lugar que nadie le da, yo voy a ir cuando pueda, y espero que los que lean esto al menos lo intenten. Algo interesante: la entrada está al módico precio de $4 (o sea, con lo que solemos ver en los cines grandes una película acá vemos tres: es negocio).

Acá está el programa programa, que consta también de charlas y actividades.
Y acá está el manifiesto de la escuela documental de Santa Fé escrito por Fernando Birri en 1964, que me parece que expresa bastante bien a dónde apunta o debería apuntar una parte que a su vez debería ser mucho más importante de lo que es, el documental.

links

Bueno, les paso a informar un poco de qué se tratan estos cuatro links iniciales que puse de interés para todos (para todos los que les interese).
El primero es UBUWEB y es una página que es dificil de explicar, pero calificaría como una colección de arte moderno alternativo. Archivos de sonido, escritura conceptual, y otras cosas, de artistas poco conocidos en el circuito más "comercial". Pero lo que nos interesa de la página es la sección "film & video" (en el menú de la izquierda). Ahí van a ver una lista de más de cien artistas. Se meten en cada uno y tienen para ver o descargar, totalmente gratuiyo y legal, cortometrajes, mediometrajes, y hasta largometrajes documentales, experimentales, independientes, o poco conseguibles. Ejemplo: tienen de Jean Cocteau, de Dziga Vertov y hasta de Yoko Ono.
El segundo link es parecido al anterior, pero es una colección enorme y no exclusivamente artística. Tiene también imágenes, textos, y cosas así, pero lo importante (al menos para mí) es la sección "moving images". Ahí tienen videos de todo tipo. Desde propagandas políticas de guerra de los años cuarenta hasta Rashomon de Kurosawa, pasando por mil otras cosas diferentes, ordenadas por categoría. También es todo legal y gratuito, pero es un poco más dificil visualizarlo a veces.
El tercero es un blog que se llama La Región Central y es una muy buena y actualizada página sobre todo lo relacionado con el cine experimental. La página es argentina, y una de las cosas copadas de esto es que nombra eventos que se dan en buenos aires y podemos ir a ver qué onda, o leer después sobre ellos. De vez en cuando aparece algún director experimental firmando un comentario, y podemos hablarle.
Por último, Otherzine es una revista norteamericana mensual que de vez en cuando leo (cuando tengo la concentración necesaria para leer en inglés), sobre temas variados. Ahí encontré un buen artículo sobre la teoría de la sutura cinematográfica por ejemplo.
En fin, si tienen insomnio y están hartos de jugar al Civilization III, ya saben qué hacer. Disfrutenlo.

martes, 17 de abril de 2007

propuesta


es la siguiente, a mí mismo.
Frente a la necesidad de, de alguna manera, hablar de las muy variadas cosas que transcurren en el mundo, de las muy variadas cosas que transcurren en el cine, y de las cosas que transcurren en su inevitable relación conyugal; frente a la necesidad, también, de hablar de cualquier otra cosa que en el momento surja, siempre procurando, desde ya, no desvirtuar este espacio en demasía; frente a la soledad de mi habitación y desde ya de mi mismo; espero poder decir cosas que interesen mínimamente y que puedan generar algún tipo de movimiento nuevo en los engranajes de nuestros cerebros.
Espero también que los lectores a la hora de responder, lo hagan no sólo de buena onda sino también por interés y que en sus respuestas planteen algo relacionado con lo leído y no simplemente (aunque siempre es bienvenido) un saludo.
Si todo sale bien, lo que van a leer en este blog va a ser, de vez en cuando, críticas de películas, de vez en cuando artículos sobre temas variados, de vez en cuando, artículos sobre cine de cualquier tipo, citas de gente grosa en serio, y de vez en cuando simples divagaciones.
Debo aclarar, antes de dar fin a esta bienvenida, que siempre este tema de los blogs y sus variantes me pareció un tema de un narcisismo sin límite. Si lo pensamos, es un tipo escribiendo en su habitación cualquier cosa, como si a alguien en el mundo le interesara lo que tiene para decir. Aún ahora no puedo dejar de pensarlo de esta manera. Pero no me queda otra. Quise hacer una revista online, pero no conozco a la gente necesaria para llevarla a cabo. Quise meterme en alguna cosa parecida a una revista online, pero ninguna iba conmigo, o yo no iba con ninguna. Y al fin pensé: bueno, pongo un blog, que los que quieran lo lean, y hasta moverme a otro lugar (o no), escribo lo que pienso, a ver si sirve para algo.
Entonces, para terminar, les doy la bienvenida, público imaginario, y espero que puedan disfrutar u odiar, pero en todo caso, responder, a lo que lean. Saludos.
última cosa: ¿cómo se relaciona la hermosa cámara de la imagen con todo esto? Respondo citando: "una idea en la cabeza, una cámara en la mano", Glauber Rocha